Hace poco la nube gris del olvido nos secuestró,
hoy somos lejanas voces que no se tocan.
Pero mi mirada quiere tocarte.
Eres como la escarcha, brillas ante mis ojos.
Eres como la escarcha, el viento te mece,
te aleja de estos agónicos dedos míos que te escriben.
Mi peor pesadilla, perderte, me estalló en el rostro.
No hay mapa que me lleve hasta tu blanca orilla.
Te esperaré con los brazos abiertos, cada día y cada noche,
esos cálidos brazos que tu piel no conoce.
Encarcelado en mí mismo, serán los ecos del recuerdo
los que alimenten mi anoréxica vida.
Estatuizado, enfrentaré esta agria tormenta negra
que significa el saber que te perdí, que me perdiste.
Busqué tu mirada y no la encontré.
Esta marchita mirada mía languidece.
Cerraré los ojos. Pensaré que perderte fue sólo una pesadilla.
Pero me duele el pecho, me tirita el cuello.